Agua termal

¡Hola bombones! Sííííí ya se que he estado mucho tiempo alejada de estos los parajes blogeros pero a partir de ahora prometo estar con vosotras más a menudo.

Con “estas calores” quería haceros llegar una actualización fresquita y para ello nada mejor que hablaros de mi último descubrimiento: Eau  Thermale de Avène (agua termal de Avène).

Lo cierto es que había oído hablar de ella pero nunca me había decidido a probarla. Hace unas semanas al terminar mi tónico facial me pregunté la posibilidad de usar el Agua Termal como tal, pues dicho y hecho. Adquirí por un módico precio de 6 euros el recipiente de 150 ml, hay otro con el doble de capacidad que ronda los 9 euros. Yo me decidí por el bote pequeño porque me da más chance para llevarlo en el bolso. Y es que cuando descubráis todas sus aplicaciones no podrá faltar en vuestro”bag shopping”.

Para aquellas que no conozcáis esta marca os hago una pequeña introducción:

Avène surgió a partir de un balneario del sur de Francia. Con esta agua, se elaboran diferentes productos para el cuidado de la piel, especialmente de aquéllas sensibles, intolerantes y alérgicas.

Ahora os hablaré del Agua Termal y principal componente de la mayoría de sus productos.El Agua Termal de Avène es límpida, bactereológicamente pura y de pH próximo a la neutralidad. Débilmente mineralizada, contiene oligoelementos indispensables y silicatos que dejan sobre la epidermis una ligera película suavizante y protectora. Las propiedades calmantes y desensibilizantes del agua termal de Avène han sido probadas por numerosos trabajos científicos que han dado como resultados: disminución de la irritación, mejora de la resistencia a microorganismos y suavizamiento de las capas superiores de la epidermis.

Viene en un aerosol de metal. Es de color blanco con las letras en color salmón. Trae un tapón para poder llevarlo donde sea sin que se pulse por accidente. Lo podemos encontrar en varios tamaños: 50, 150 y 300 ml.

Yo la uso a diario, varias veces al día. Principalmente la uso como tónico facial, me lavo la cara y posteriormente la rocío con el agua termal, el frescor que se recibe es inmediato, dejo secar y a continuación aplico mi crema hidratante. En verano suelo llevarla en el bolso porque además de refrescarme, hidrata la piel y como es tan fácil de usar, en cualquier instante es posible darle a tu piel un respiro. Después de un viaje largo en avión suelo pulverizarme la piel para evitar esas desagradables descamaciones que a veces se producen por el cambio de presión y para devolverle a mi piel vitalidad y luminosidad. Suelo usarla inmediatamente después del maquillaje porque es un magnífico fijador. Rocío mi cara y la ayudo a secar con un abanico, esta directriz hará que tu maquillaje permanezca intacto a lo largo del día. También le da a tu cara ese aspecto jugosito que a veces el maquillaje le roba dejándola con aspecto acartonada. Después de la depilación evita rojeces y posteriores granitos. Mi chico lo comenzó a usar tras del afeitado, animado por mí, y os aseguro que la cara le queda increíblemente suave y sin irritaciones. Se puede usar para humedecer las brochas antes de la aplicación del maquillaje y para retirar los restos de mascarillas.

       
Os aconsejo un truquito y es que si queréis multiplicar sus efectos refrescantes y revitalizantes probéis a introducirla en la nevera.

       
Bueno chicas si os animáis a probarla me gustaría que me comentarais qué tal os va. Un besote.